sábado, 3 de mayo de 2014

En otro mundo

III
-Buenos días dormilón.-Un cojín aterrizó sobre mi costado, haciéndome gruñir inconscientemente.-Ya es hora de levantarse.

-Déjame dormir.-Pedí con voz somnolienta.

-No, ya has tenido bastante.-Unas manos pequeñas y congeladas comenzaron a hacerme cosquillas.

-¡Para!-Reí mientras cogía aquellos delicados brazos y hacía que su dueña cayese en la cama junto a mí.

-¡Estate quieto!-Pidió con lágrimas redondeando sus enormes ojos mientras la risa estallaba en mis oídos por culpa de aplicarle el método con el que ella misma había conseguido despertarme.

-¡Rock!-Gritó riendo, haciendo que me detuviese.

-No me vuelvas a llamar así ¿me oyes?-Dije lentamente mientras veía la duda teñirse en sus ojos marrones.

-¿Por qué? Todos lo hacen.-Preguntó.

-Para ti soy Roque, ¿entiendes Lena?-Besé su mejilla con cariño.-No quiero volver a oír a mi hermanita llamándome de otro modo.

-Está bien.-Dijo ella mientras yo me levantaba de la cama.-Por cierto, la pelirroja de pelo estropajo te está esperando en el salón.

-No la llames así.

-Qué pesadito te has levantado hoy con lo de los nombres, ¿no?-Sonrió sin moverse de mi cama.

-Lo sé.-Le devolví la sonrisa antes de salir de la habitación para ir en busca de mi novia.

-Al fin.-Dijo ésta malhumorada.

-Buenos días sirenita.-Me incliné hacia ella para besarla.

-No me llames así.-Ella frunció el ceño.-No soy una cría.

-Sí que lo eres, pero eres mi cría.-Sonreí mientras volvía ponerme de pie.-¿Has desayunado ya?

-Todavía no.

-Pues levántate Ari, Joaquín tendrá algo en el bar.-Me quité la camiseta de pijama y cogí la que mi madre había dejado junto a la tabla de planchar.

-Podemos quedarnos aquí.-Ella se mordió el labio inferior mientras me miraba.

-No, nos vamos al bar, mueve ese culo que dios te ha dado y ven aquí boba.-Bromeé.

Ella no se tomó la gracia como debería, pero aún así me hizo caso y se acercó a mí.

-Yo prefiero quedarme aquí.-Susurró mientras me abrazaba por la espalda.

Quité sus manos de mí y cogí la bandana negra que me pertecía, idéntica a la que ella lucía entre sus cabellos, y la anudé en mi muñeca recordando los consejos de Oliver.

-No quieres estar conmigo porque tienes a otra, ¿verdad?-Dijo ella entonces cruzando los brazos bajo el pecho y frunciendo el ceño.

-No seas tonta Ari.-Me di la vuelta para mirarla, pero en sus ojos oscuros no se veía siquiera la duda reflejada.

-Eres un mentiroso Rock, ¡Fede tenía razón!-Gritó ella.-No me arrepiento de nada.

-¿De qué estás hablando Ari?

-¡Déjame en paz!-Chilló mientras intentaba deshacerse de mí, ya que la había cogido por los brazos.

-¡Ariadna!

Ella soltó sus brazos y me miró muy fijamente antes de dar media vuelta y marcharse.

Sacudí la cabeza confuso, mientras mi hermana pequeña entraba en el salón con su camisón amarillento y se dejaba caer sobre el sofá.

-¿De verdad estás con otra?-Preguntó con una sonrisa.-Dime que sí por favor, porque esa pelirroja se lo tiene muy creído.

-No hay ninguna otra, Lena.-Admití mientras me acercaba a ella.

-Entonces ¿dónde has estado?

Bufé antes de responder.

-En otro mundo.-Eché la cabeza hacia atrás y la moví hacia la izquierda para poder mirarla mejor. Era preciosa, con sus cortos cabellos castaños y sus enormes ojos brillantes, con esa sonrisa sincera, con esa claridad e inocencia. Toda ella era preciosa, y por eso mismo debía protegerla.

-¿En serio? ¿Y no me has traído un souvenir?-Bromeó enseñando sus dientes pálidos.

-Tendrás más que eso.-Prometí antes de levantarme y besarla en la frente.-Voy a desayunar al bar de Joaquín, si ves a mamá dile que no se preocupe, que volveré esta noche.

-Deberías tener toque de queda.-Dijo ella fingiendo seriedad mientras yo me acercaba ya a la puerta.-Esos horarios tuyos nos llevan de cabeza.

-Tú sí que me llevas a mí de cabeza, princesa.-Sonreí antes de salir de casa. Al fin libre.

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